La exposición, basada en los
trabajos de Francisco Boix con sus fotos hurtadas a los SS de Mauthausen, podrá
visitarse en la Biblioteca Regional hasta el próximo día 22 de este mes.
Diego Jiménez/Murcia.- En la mañana del pasado día 5, en Murcia, en la Biblioteca Regional, ha quedado expuesta la colección de fotografías de la muestra 'El fotógrafo del horror. La historia de Francisco Boix y las fotos robadas a los SS de Mauthausen’, de la que es comisario Benito Bermejo, autor de un libro con el mismo título.
Impulsada por la Asociación de Memoria Histórica
de Murcia, el Ateneo Republicano de Murcia y la Federación Regional de
Asociaciones de la Memoria Histórica, y con la colaboración de la Bibioteca
Regional, la muestra, que viene siendo expuesta en toda España, ha recorrido en
los últimos meses varias localidades de la Región de Murcia y podrá visitarse
en la capital de la Región hasta el próximo día 22 de junio.
Detalle de la muestra |
Francisco
Boix, como otros 7.200 compatriotas que dieron con sus huesos en aquellos
campos de la muerte, salvó su vida porque fue uno de los fotógrafos de
Mauthausen, lo que le permitió no sólo hacer sus propias fotos del horror de
ese campo, sino que pudo esconder fotografías de los propios SS, material que
fue fundamental luego en los juicios de Nuremberg.
La muestra tiene un indudable interés histórico y de denuncia, pues es sabido que el paso del PP por el Gobierno ha supuesto durante estos años el incremento de los relatos revisionistas no sólo sobre la Guerra Civil española sino sobre el mismo hecho del exterminio practicado por los nazis en esos campos.
La
ausencia, por otra parte, del reconocimiento al sufrimiento de tantas y tantas
víctimas del nazismo por parte de las autoridades españolas –con excepciones-
contrasta con los homenajes que se les tributa a esos republicanos españoles
allende los Pirineos.
Breve historia de un éxodo indeseado
Recordemos que, con la caída de Barcelona en febrero de 1939, se inicia un masivo éxodo de personas por los Pirineos hacia territorio francés. Más de 500.000 personas (entre ellas, el poeta Antonio Machado y su madre, cuya tumba visité el pasado día 6 de julio en Collioure) atravesaron la frontera en pocos días, en unas condiciones lamentables, por el frío y por los ataques de la aviación. El gobierno francés, ante la avalancha de refugiados, improvisó unos campos cercanos a la frontera, al aire libre, sin barracones y sin las más mínimas condiciones de habitabilidad, vigilados por soldados senegaleses. Nombres como los de Barcarès, Setfond, Argéles sur Mer, Saint Cyprien, Le Barcarès y otros se han hecho tristemente célebres.
Grupo de republicanos españoles en un stalag |
Más
de 40.000 soldados republicanos españoles de esos campos, ante la imposibilidad
de regresar a España, terminaron alistándose en la Legión Extranjera francesa o
en batallones de trabajadores, para auxilio del ejército francés, pero sin
armas.
Tras la ocupación alemana de Francia y la posterior consolidación en el sureste francés del régimen colaboracionista de Vichy, fueron hechos prisioneros y enviados, en principio, a campos (los ‘stalag’), en los que, inicialmente, se respetaban los derechos inherentes a la Convención de Ginebra. Pero ese periodo fue fugaz: abandonados por el régimen franquista -pues Serrano Suñer, cuñado del dictador , negoció con Himmler la eliminación gradual de esos españoles a los que consideraba apátridas-, dieron con sus huesos, entre otros, en dos campos de exterminio de triste recuerdo: Mauthausen y su campos anexos, Gusen I y Gusen II, ubicados a pocos kilómetros del primero. Se sabe que del total de 7.200 españoles que pasaron por allí sólo sobrevivió aproximadamente un tercio de ellos.
Tras la ocupación alemana de Francia y la posterior consolidación en el sureste francés del régimen colaboracionista de Vichy, fueron hechos prisioneros y enviados, en principio, a campos (los ‘stalag’), en los que, inicialmente, se respetaban los derechos inherentes a la Convención de Ginebra. Pero ese periodo fue fugaz: abandonados por el régimen franquista -pues Serrano Suñer, cuñado del dictador , negoció con Himmler la eliminación gradual de esos españoles a los que consideraba apátridas-, dieron con sus huesos, entre otros, en dos campos de exterminio de triste recuerdo: Mauthausen y su campos anexos, Gusen I y Gusen II, ubicados a pocos kilómetros del primero. Se sabe que del total de 7.200 españoles que pasaron por allí sólo sobrevivió aproximadamente un tercio de ellos.
Música y desfile antes de la ejecución de un prisionero. Los presos, en formación, son obligados a ver el 'espectáculo'. |
Cerca de 500 murcianos en esos campos del horror
Las
investigaciones recientes cifran en unas 500 personas de Murcia y su provincia
las que tuvieron la desgracia de conocer in situ, de cerca, el terror nazi, con
muy pocos supervivientes. Del municipio
de Murcia, se tiene constancia de que fueron 85 (49 de Murcia-ciudad y 36 de las
pedanías), de los que salvaron la vida algo más de 30. Al día de hoy, quedan
dos murcianos supervivientes, Juan Aznar,
de Barranda, y Paco Griéguez, de
Murcia, ambos centenarios.
Lista de los deportados murcianos a los campos de la muerte |
La labor perseverante del joven historiador ceheginero Víctor Peñaver ha conseguido que más de una decena de ayuntamientos de la Región de Murcia hayan ya tributado homenajes a sus vecinos deportados a esos campos de la muerte.
Juan Aznar recibió el pasado verano el reconocimiento del ayuntamiento de su ciudad natal, Caravaca; Paco Griéguez (a quien tuve el honor de visitar y saludar en su domicilio de Gardanne, en el sureste francés), recibió por correo sendas placas de homenaje por parte de la Asociación de Memoria Histórica de Murcia y del Ayuntamiento de la capital.
Juan Aznar recibió el pasado verano el reconocimiento del ayuntamiento de su ciudad natal, Caravaca; Paco Griéguez (a quien tuve el honor de visitar y saludar en su domicilio de Gardanne, en el sureste francés), recibió por correo sendas placas de homenaje por parte de la Asociación de Memoria Histórica de Murcia y del Ayuntamiento de la capital.
Quedan
pendientes, sin embargo, el reconocimiento institucional del Ayuntamiento de
Murcia a sus 85 compatriotas deportados, en cumplimiento de un acuerdo de Pleno
que, al día de hoy, no se ha ejecutado. Y, por supuesto, el de la Asamblea Regional
de Murcia. Esperemos que el aire fresco que ha empezado a introducirse en la
política española ofrezca la posibilidad de testimoniar el reconocimiento de
los poderes públicos hacia unos españoles que dieron muestras de heroísmo y de
defensa de unos valores de libertad y democracia por la que pagaron tan alto
precio.
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